El día de la Primavera.

No sé porqué motivo me repugna tanto el día de la primavera.

Cuando era pequeña solíamos juntarnos meses antes con las chicas a pensar donde iríamos, o sea ¡re-triste! Si no podíamos ir a ningún lado, al menos de día. Terminábamos siempre en la misma plaza, en el mismo pasto cercano a nuestras casa. Tomando la misma marca de leche chocolatada y sanguches de jamón y queso.

Se me retuerce el estómago al saber que yo pertenecía a esa raza de niñas gritonas que abundan en cada centímetro de parque local.


Es más, éste 21 estaba haciendo vida de ostra mirando televisión y lamentando que esas cosas que se mostraban, sean los encargados del mundo del mañana (¿?) no, tanto no. Bueno, le pregunté a mi vieja si yo era así cuando era más chica, a lo que respondió:


- No, vos eras aún más pelotuda y ruidosa.


Mi ego se suicidó en ese momento, no podía creer que mi propia madre me diga eso. Era un homicidio. Pero guardé fuerzas y le pregunté por qué me había dicho eso, que no sea una zorra (sí, yo trato así a mi madre.. pero es mutuo)


- Porque, aunque no sos de llamar la atención, sos de reírte fuerte. Y cuando eras chica, era peor.


Al menos era por eso. Me quedé más tranquila.

Volviendo al pasado, eran salidas de pendeja, charlas pelotudas y poco serias. En la secundaria nos ibamos más lejos, a sacarnos fotos a Palermo con su arbolito y su laguito y también a comer sanguches de jamón y queso bebiendo coca cola.

Pero de todos los días primaverísticos que viví hay un factor común: siempre había un pelotudo o en su defecto, un grupo de pelotudos que quería hacer sociales. ¡Cómo los detestaba! Se hacían los poronga, qué ganas de escupirles la cara.

Qué sé yo, yo no lo tomaba como un evento nacional el tema de festejar el 21 de Septiembre. Debo confesar que los días que lluvía o estaba feo yo era la mina más feliz del mundo.

Cuando dejé la secundaria, ya no me causaba gracia juntarme con mis amigos a hacer esas pelotudeces. Como saben, soy bastante antisocial. Me cuesta horrores que la gente me caiga bien, y el día de la primavera hay millones de personas salvajes sueltas con sus instintos más bajos al aire, así como vienen al mundo. Parecemos incivilizados, estúpidos y en mi caso, hasta siento verguenza ajena.

Y hace unos años ya no busco excusas del tipo "me duele la panza", "tengo que estudiar para mañana" o esas cosas que se saben a kilómetros que son mentira. Ahora digo la posta: "No, loco. No me gusta el día de la primavera"


¿Me estaré volviendo una vieja chota?



(le voy a tener que poner más buena onda a este blog, ultimamente ando pesimista)

2 pasaron y dejaron algo:

Unknown dijo...

totalmente. la vida no es el recuerdo de las cosas q no nos gustan. así se pasa volando y triste. bah, siempre se pasa volando. ya fue, hacé la q sientas

Kordera dijo...

Obvio, pero a esa edad cuesta.. te tira el "no puedo ser taaaan diferente al mundo" más que el "tengo que hacer lo que siento" Muchas gracias Ventosa por tus palabras, siempre pegandole a todo.