Migraña.

La ventana de la habitación da a un parque, a un pequeñísimo parque. El vidrio de la mesa ratona está sucio y todo pegajoso, la casa es un asco. ¿Tanto quilombo hicimos? Ayer no parecía tan sucia, pero de noche todos los gatos son pardos. Está también el cementerio de ceniza, todavía me pregunto que hace allí mi billetera ¿Y mi delineador? ¿Qué hace allá?

Tengo la mente apagada y tengo hambre, mínimo un día que no comemos nada, mejor me prendo un pucho. No encuentro el encendedor. ¿Dónde carajo lo dejé? Al menos encontré el control remoto. En la televisión está Lisa y Homero, en el baño suena el ruido a ducha:


- ¿Te despertaste?
- Sí.
- ¿Cómo estás?
- Con dolor de cabeza.



Se ríe mientras me dice que debe ser por el vino, por el alplax, por la noche, y por otros millones de cosas. A mí no me causó ninguna gracia.


- Tomá un poco de coca, hay en la heladera.



Me levanto de nuevo, me pongo las zapatillas y mientras camino por dentro pienso… “tengo un cortocircuito en la cabeza, por eso la migraña: por pensar en él y estar con vos, estar con vos…”

Abuelo.


En la próxima vida nos estaremos viendo, estate esperándome... acá el tiempo pasa tremendamente rápido.




(pensamientos lentos para una vida que no es normal)

Para Ariel M.

Hoy me dijeron que te está yendo mal en la vida.

"Era hora", pensé.

El muchacho que quería agradar a todos.

Se me agrego un pibe al MSN. Obvio que después de saludarlo como corresponde y poner un par de "jajaja" para caer simpática, hice la pregunta de rigor.


- De dónde tenés mi MSN?


Yo siempre ando dejando el mail por cualquier lado, no me preocupa el spam y demás. O sea, si abro el mail es porque estoy muy al pedo en casa y por ende, borrar un par de publicidades de Viagra y páginas yanquis incomprensibles para mi, no me hace nada.

Bueno, volviendo al tema. Yo dejo el mail en cualquier lado, entonces cuando hago la pregunta espero cualquier respuesta. Este muchacho dijo "te saqué de una cadena de mails". Ok, listo.

Para acelerar un poco más el ritmo de la charla (que se había trabado, por mi parte, al ver que el muchacho éste se negó a decirme su edad cuando le pregunté, que hablando en serio me pareció totalmente estúpido. Ya no tenemos 13 años!) indagué sobre sus redes sociales.



- Che, y facebook? Fotolog? Blog? Algo?

- Sí, fotolog. Vos pasame el tuyo.


Obviamente, que en sus charlas nada de puntos suspensivos, ni comas ni nada remotamente legible. Ya no sabía que ponerle. Me resigné a poner un triste "Jajaja" cada dos palabras. Sí, triste. Desarrolló el característico chamuyo del MSN diciéndome:


- Muy lindo tu fotolog, sos muy linda.

A lo que mi humilde persona sólo respondió con un grato Gracias y nada más. Puede ser que suene un poco perra, pero no lo soy. Esa conversación era tan divertida como chupar un clavo.

La mayoría sabe que ningún ser humano halaga a otro sin querer algo a cambio. Y redobló su apuesta poniendo ante mis ojos:


- Y yo soy lindo? :O


Este muchacho es de esas personas que viven queriéndose asegurar de que agradan al mundo. Todo bien, me encanta que la gente eleve su autoestima como Homero Jay eleva su espíritu en aquel mural que pintó tu madre hippie, pero tampoco la pavada. Contesté un frío "No sos mi tipo", pero no le sirvió y siguió indagando sobre como me gustan los hombres (¿Por qué asumió que me gustan los tipos?) mientras ponía fotos de personas que no eran él (Dios, me pasó el flog, le ví la cara y se atreve a poner fotos donde claramente no es él?) Rotundamente, después de ese papelón, no le contesté más.


Nota: No me gusta ser así! No parecía un mal pibe, pero estas cosas me sacan.

Otra nota: Está de más decir que lo eliminé, no?

Fea.

Desde chiquitita supe que era diferente. Y por diferente me refiero a fea.

No es común que siendo tan chiquita una sepa que su destino no será brillar en las pasarelas ni beber licores con empresarios viejos y verdes que quieran aprovecharse de la estupidez.

En los años de jardín y preescolar no era un gran cerebro, ni era el centro de atención, mucho menos la mimada de la maestra. Simplemente era la solidaria, la que es buena con sus compañeros, la que no arma lío. O sea, no era nadie. Nadie sabía de mi aguda existencia. Ahora quizás suena como una estupidez, pero yo tenía bien en claro por que asistía al colegio: Yo iba a aprender. Costumbre que sigo manteniendo hasta el día de hoy, no por terca si no por que me parece lo más sensato, aunque me discutan a muerte que el ser humano es un ser social y que necesita interactuar para vivir, yo en clase soy la mina con la peor cara de culo del mundo, cosa que acentuó y acentúa aún más mi fealdad innata.

Ya en primer y en segundo grado las cosas cambiaron, aparte de ser la fea era la que sabía leer sin seguir el texto con el dedito abajo para no perderse (sí, en mi viejo colegio privado me hinchaban los huevos con esa pelotudez) No me distinguía ni en pedo. Era una perdedora total, encima con un presente totalmente distinto en aquel entonces, a los de mis compañeros.

Todo lo que recuerdo de mi niñez son comentarios del estilo "Es una gordita hermosa", "Ay, que hermosos cachetes", "Qué culito para pellizcarlo todo" jamás un halago a mis notas, bah ni siquiera eso, no llegaba a distinguirme como una alumna aplicada mantenía 7 y 8 en las materias, era bastante vaga y no me gustaba la escuela, pero era ir o ir. Mi autoestima se fue moldeando a los prejuicios que, hasta el día de hoy, sigue teniendo la gente. Nunca me sentí discriminada, pero fueron cosas que marcaron mi personalidad. Como, por ejemplo, llevarme mejor con los chicos que con las chicas.

Raramente, a finales de segundo grado me hice amiga de una compañera. Con Analía fuimos muy amigas, casi hermanas. Íbamos de acá para allá, andábamos en bici, jugábamos al family, hablábamos pelotudeces, etc. Encima éramos vecinas, todos los astros estaban a nuestro favor para que la amistad creciera y creciera como planta de cannabis después de la despenalización.

En tercer grado, afiancé mi amistad con Martín, otro vecino. Con él pasábamos horas y horas jugando a la pelota (Si hubiera seguido con eso, hoy me verían jugando en el Real Madrid o en el Barcelona, era muy buena según los hombres del barrio), escuchábamos Rock & Roll (Sí, sí en tercer grado!), y éramos de vagar días y días.

En cuarto grado, la amistad con Martín y Analía fue lo mejor. Aunque ellos no eran amigos, yo me sentía afortunada de tener dos personas como ellos de amigos.

Mi espíritu era inocente, bueno y sin maldad. Hasta ese fatídico día de verano, transcurso de 4º grado a 5º.

Estaba en la puerta de la casa de Analía esperando que salga para tomar un helado. Muy tranquila, sin esperar que ocurriera algo tan importante como iba a suceder. En eso, sale la vecinita de Analía, una nena dos años menor que yo. Se sentó al lado mío (ya nos conocíamos y todo pero nunca jugábamos ni nada, era menor que yo! No iba a bajar mi nivel ni loca) y realmente no recuerdo de que hablábamos ni nada, sólo que en un momento me dijo:


- Vos sos fea.

Y ahí mi mente se puso en blanco. Fue una sensación horrible escuchar que me dijera eso, encima alguien menor que yo. Entonces mi lengua se movió sin pensarlo y le escupí:


- Y vos? Vos sos adoptada.

La nena me miró, se levantó y escuché que entraba a la casa llorando y súper compungida. A lo que yo, la nena solidaria, buena y que sabía leer a la perfección, inmutable, como la más fría asesina de cachorros sin alma, ni corazón… me levanté, agarré la bici y me fui a la plaza a andar un rato.

Ese día mi mente giró. Ese día supe que mi suerte no era ser bella. Y también supe que cada herida que me hicieran sería retribuida, si no es por los cielos más profundos, sería por mí; pero no iba a permitir que nadie más me hiciera sufrir, aunque para eso tenga que hacer sufrir yo.

Y no es que suene contradictoria a mi creencia del Karma, ni que en esta vida todo se paga. Pero si rehúyo de mi imperfección (por que déjenme decirles que sé que está mal) sería cortarle el alma a mi espíritu que como yo, no es perfecto ni pretende serlo. Prefiero toda la vida pagar por ser auténtica que mantener un personaje el resto de mi vida sólo para ir al cielo con San Pedro y Jesús.

Y caí tiempo después que fue una crueldad total lo que hice, pero al menos era una verdad. En cambio, lo que dijo sobre mí era una subjetividad, al menos yo lo negaba.

Hasta el día de hoy, me cruzo a la vecinita de Analía y le sonrío sin querer, como quien sabe que las cosas las hace mal, pero no le importa.

*

Y bueno, desde ese día que supe que mi fuerte no iba a ser jamás ser la más bella del lugar. Puse un freno a todo. Dejé de usar calzas, dejé de usar musculosas, dejé de usar polleras. Me empecé a vestir como un pibe con ropas grandes, sin formas y mucho menos combinando colores. Eso era para otro tipo de chicas, para mí no. Mis actitudes también mutaron, dejé de ser la sufrida y la buena para ser el embrión de lo que soy hoy en día. Aunque con algunos problemas como la altanería, las contestaciones y la provocación pero teniendo siempre en la cabeza que era fea, que no era distinta ni nada: era simplemente fea.



CONTINUARÁ CON...


"Fea, pero me curtí a tu novio"

Seré.


Quiero ser parte del conjunto de bacterias

que viven bajo tus uñas.

Quiero ser pájaro de fuego que se estrelle de felicidad

contra el cielo pintarrajeado de violeta, cielo de verano.

Quiero anticiparme a la derrota, quiero ser inmune a las fallas.



¿Te animás a ser estrella fugaz que brilla sin miedo,

ahí

en el fondo del mar?



Quiero verme fallecida en mi mugroso colchón

con la utópica esperanza

que me hace dormir todas las noches,

que es seguir siendo

ave y mar,

mujer y misterio,

tormenta y risa,

muerte y agua,

diabla y "hasta luego".


El día de la Primavera.

No sé porqué motivo me repugna tanto el día de la primavera.

Cuando era pequeña solíamos juntarnos meses antes con las chicas a pensar donde iríamos, o sea ¡re-triste! Si no podíamos ir a ningún lado, al menos de día. Terminábamos siempre en la misma plaza, en el mismo pasto cercano a nuestras casa. Tomando la misma marca de leche chocolatada y sanguches de jamón y queso.

Se me retuerce el estómago al saber que yo pertenecía a esa raza de niñas gritonas que abundan en cada centímetro de parque local.


Es más, éste 21 estaba haciendo vida de ostra mirando televisión y lamentando que esas cosas que se mostraban, sean los encargados del mundo del mañana (¿?) no, tanto no. Bueno, le pregunté a mi vieja si yo era así cuando era más chica, a lo que respondió:


- No, vos eras aún más pelotuda y ruidosa.


Mi ego se suicidó en ese momento, no podía creer que mi propia madre me diga eso. Era un homicidio. Pero guardé fuerzas y le pregunté por qué me había dicho eso, que no sea una zorra (sí, yo trato así a mi madre.. pero es mutuo)


- Porque, aunque no sos de llamar la atención, sos de reírte fuerte. Y cuando eras chica, era peor.


Al menos era por eso. Me quedé más tranquila.

Volviendo al pasado, eran salidas de pendeja, charlas pelotudas y poco serias. En la secundaria nos ibamos más lejos, a sacarnos fotos a Palermo con su arbolito y su laguito y también a comer sanguches de jamón y queso bebiendo coca cola.

Pero de todos los días primaverísticos que viví hay un factor común: siempre había un pelotudo o en su defecto, un grupo de pelotudos que quería hacer sociales. ¡Cómo los detestaba! Se hacían los poronga, qué ganas de escupirles la cara.

Qué sé yo, yo no lo tomaba como un evento nacional el tema de festejar el 21 de Septiembre. Debo confesar que los días que lluvía o estaba feo yo era la mina más feliz del mundo.

Cuando dejé la secundaria, ya no me causaba gracia juntarme con mis amigos a hacer esas pelotudeces. Como saben, soy bastante antisocial. Me cuesta horrores que la gente me caiga bien, y el día de la primavera hay millones de personas salvajes sueltas con sus instintos más bajos al aire, así como vienen al mundo. Parecemos incivilizados, estúpidos y en mi caso, hasta siento verguenza ajena.

Y hace unos años ya no busco excusas del tipo "me duele la panza", "tengo que estudiar para mañana" o esas cosas que se saben a kilómetros que son mentira. Ahora digo la posta: "No, loco. No me gusta el día de la primavera"


¿Me estaré volviendo una vieja chota?



(le voy a tener que poner más buena onda a este blog, ultimamente ando pesimista)