Fea.

Desde chiquitita supe que era diferente. Y por diferente me refiero a fea.

No es común que siendo tan chiquita una sepa que su destino no será brillar en las pasarelas ni beber licores con empresarios viejos y verdes que quieran aprovecharse de la estupidez.

En los años de jardín y preescolar no era un gran cerebro, ni era el centro de atención, mucho menos la mimada de la maestra. Simplemente era la solidaria, la que es buena con sus compañeros, la que no arma lío. O sea, no era nadie. Nadie sabía de mi aguda existencia. Ahora quizás suena como una estupidez, pero yo tenía bien en claro por que asistía al colegio: Yo iba a aprender. Costumbre que sigo manteniendo hasta el día de hoy, no por terca si no por que me parece lo más sensato, aunque me discutan a muerte que el ser humano es un ser social y que necesita interactuar para vivir, yo en clase soy la mina con la peor cara de culo del mundo, cosa que acentuó y acentúa aún más mi fealdad innata.

Ya en primer y en segundo grado las cosas cambiaron, aparte de ser la fea era la que sabía leer sin seguir el texto con el dedito abajo para no perderse (sí, en mi viejo colegio privado me hinchaban los huevos con esa pelotudez) No me distinguía ni en pedo. Era una perdedora total, encima con un presente totalmente distinto en aquel entonces, a los de mis compañeros.

Todo lo que recuerdo de mi niñez son comentarios del estilo "Es una gordita hermosa", "Ay, que hermosos cachetes", "Qué culito para pellizcarlo todo" jamás un halago a mis notas, bah ni siquiera eso, no llegaba a distinguirme como una alumna aplicada mantenía 7 y 8 en las materias, era bastante vaga y no me gustaba la escuela, pero era ir o ir. Mi autoestima se fue moldeando a los prejuicios que, hasta el día de hoy, sigue teniendo la gente. Nunca me sentí discriminada, pero fueron cosas que marcaron mi personalidad. Como, por ejemplo, llevarme mejor con los chicos que con las chicas.

Raramente, a finales de segundo grado me hice amiga de una compañera. Con Analía fuimos muy amigas, casi hermanas. Íbamos de acá para allá, andábamos en bici, jugábamos al family, hablábamos pelotudeces, etc. Encima éramos vecinas, todos los astros estaban a nuestro favor para que la amistad creciera y creciera como planta de cannabis después de la despenalización.

En tercer grado, afiancé mi amistad con Martín, otro vecino. Con él pasábamos horas y horas jugando a la pelota (Si hubiera seguido con eso, hoy me verían jugando en el Real Madrid o en el Barcelona, era muy buena según los hombres del barrio), escuchábamos Rock & Roll (Sí, sí en tercer grado!), y éramos de vagar días y días.

En cuarto grado, la amistad con Martín y Analía fue lo mejor. Aunque ellos no eran amigos, yo me sentía afortunada de tener dos personas como ellos de amigos.

Mi espíritu era inocente, bueno y sin maldad. Hasta ese fatídico día de verano, transcurso de 4º grado a 5º.

Estaba en la puerta de la casa de Analía esperando que salga para tomar un helado. Muy tranquila, sin esperar que ocurriera algo tan importante como iba a suceder. En eso, sale la vecinita de Analía, una nena dos años menor que yo. Se sentó al lado mío (ya nos conocíamos y todo pero nunca jugábamos ni nada, era menor que yo! No iba a bajar mi nivel ni loca) y realmente no recuerdo de que hablábamos ni nada, sólo que en un momento me dijo:


- Vos sos fea.

Y ahí mi mente se puso en blanco. Fue una sensación horrible escuchar que me dijera eso, encima alguien menor que yo. Entonces mi lengua se movió sin pensarlo y le escupí:


- Y vos? Vos sos adoptada.

La nena me miró, se levantó y escuché que entraba a la casa llorando y súper compungida. A lo que yo, la nena solidaria, buena y que sabía leer a la perfección, inmutable, como la más fría asesina de cachorros sin alma, ni corazón… me levanté, agarré la bici y me fui a la plaza a andar un rato.

Ese día mi mente giró. Ese día supe que mi suerte no era ser bella. Y también supe que cada herida que me hicieran sería retribuida, si no es por los cielos más profundos, sería por mí; pero no iba a permitir que nadie más me hiciera sufrir, aunque para eso tenga que hacer sufrir yo.

Y no es que suene contradictoria a mi creencia del Karma, ni que en esta vida todo se paga. Pero si rehúyo de mi imperfección (por que déjenme decirles que sé que está mal) sería cortarle el alma a mi espíritu que como yo, no es perfecto ni pretende serlo. Prefiero toda la vida pagar por ser auténtica que mantener un personaje el resto de mi vida sólo para ir al cielo con San Pedro y Jesús.

Y caí tiempo después que fue una crueldad total lo que hice, pero al menos era una verdad. En cambio, lo que dijo sobre mí era una subjetividad, al menos yo lo negaba.

Hasta el día de hoy, me cruzo a la vecinita de Analía y le sonrío sin querer, como quien sabe que las cosas las hace mal, pero no le importa.

*

Y bueno, desde ese día que supe que mi fuerte no iba a ser jamás ser la más bella del lugar. Puse un freno a todo. Dejé de usar calzas, dejé de usar musculosas, dejé de usar polleras. Me empecé a vestir como un pibe con ropas grandes, sin formas y mucho menos combinando colores. Eso era para otro tipo de chicas, para mí no. Mis actitudes también mutaron, dejé de ser la sufrida y la buena para ser el embrión de lo que soy hoy en día. Aunque con algunos problemas como la altanería, las contestaciones y la provocación pero teniendo siempre en la cabeza que era fea, que no era distinta ni nada: era simplemente fea.



CONTINUARÁ CON...


"Fea, pero me curtí a tu novio"

8 pasaron y dejaron algo:

sav dijo...

Primero que todo muchas gracias por pasar por mi blog. Tienes una manera muy especial de escribir y una forma clara de ver la vida. Se nota tu talento. Aunque sin duda diferimos mucho en nuestras opiniones. Leí la entrada "Llamando por un sueño" también. Me gustó mucho tu forma de escribir, mucho. Y no es que tenga un interés por la gente que se encuentra fea (y lo tengo), pero me encantó leerte.

Yo pienso que la belleza no puede definir nuestra personalidad. Que la escencia va más allá de eso, y que tal como nos vemos a nosotros mismos, y tal como nos queramos a nosotros mismos nos verán y querrán los demás.

Nos leemos. Un saludo.

Nina dijo...

Hola Bufona... gente como esa pendeja te la vas cruzar siempre en esta vida, mientras vos te sientas bien con vos... el resto q importa... y si obviamente mucho mejor ser quien uno quiere ser... y no ser lo q los demas pretendan q seamos... no creo q seas fea aunq no te conozco... no se me da la impresion...

besotes =)

Anónimo dijo...

yo siempre te lo digo,sos genial,
belleza
es TU cabeza mujerhermosa!

mün dijo...

hola... para cuando la continuacion??... qudé intrigado...

bye... (te sigo)

SACHA dijo...

ME GUSTO ESTE RELATO Y ESPERO EL OTRO "FEA PERO..."

KoLoReS iRReaLeS dijo...

muy buena RETRUCADA...!
las palabras justas
en el momento preciso!


espero ansiosaa el próximo... ¿posteo se dice?

Martin dijo...

una vez me paso q iba caminando por Cabildo y cuando cruzaba la calle venia una mina de frente y sin mediar mirada, ni palabra, ni gesto, ni nada.... me tiro un escueto y durisimo "Feo" y siguio caminando, a lo q quede en el medio de la calle, pensando "hija de puta me hiciste mierda innecesariamente"...

Kordera dijo...

Uh, eso sí que dolió. Yo voy a empezar a salir armada, que alguien se anime a decir algo!

Ya vendrá el próximo ¿posteo? yo tampoco sé como se dice. Ando con cosas de la facu así que bueno, sabrán comprenderme.