• todavìa no arme el arbolito

Si, voy a empezar con la tìpica frase que se dice cuando llega la apestosa Navidad: “¡Còmo pasò el año, viejo! Si hace unos meses volvìamos de las vacaciones.” Frase agobiante tanto como la mismìsima realidad. Escribir sobre esto me hace venir a la cabeza el ambiente que se genera ya cuando te despertas el dia de la Nochebuena. ¿No te pasa que cuando chupas los primeros mates ya escuchàs los comentarios de los mismos boludos del año pasado? Mi tìa me dirìa algo asì como: “Ay, nena! ¿Estàs màs gordita o me parece a mì?”. Bah, depende… si mi tìo le diò una alegrìa me dirìa que lo hindù encaja con mi personalidad o que estoy màs alta. Faltan unas horas y llegan los parientes, esos que nunca llaman ni para los cumpleaños por que seguramente tuvieron que sacar a pasear al perro Cantiflas ò ir a ver a la tìa Marta que se sentìa mal porque se separò del marido (no digan que no, todos tenemos una tìa Marta). ¿Quièn no tiene esos familiares que no quiere ver ni que fueran millonarios? En este caso es mi , anteriormente nombrada, tìa, que, sin exagerar, podrìa escribir un libro con la cantidad de cosas que me ha hecho en fiestas, cumpleaños, aniversarios, cenas de domingo por la noche, asados y demases eventos familiares. No es que uno no la quiera, es que a veces me gustarìa que sea un bonito venado y yo un cazador furtivo para poder cagarla a tiros un buen rato. Me fui por las ramas, volviendo al tema ed la Navidad apuro porque la comida estè lista a las 9, y sean la no hay cosa que me saque màs de mis casillas que els 10 y monedas, mientras mi nota mental es: Oiga! Faltan dos horas todavía. ¿Còmo no vamos a poder comer una patita de mierda en dos horas? Si podrìamos ir a Moreno en el tren de Once y volver.)

Pero algo que ya es rutina navideña en mi casa es la interminable pelea entre mi abuela y yo.

- Escena 1: Cocina. 3 pm.

Mi abuela puteando y enrollando un pionono, mi mamà haciendòme la ensalada rusa sin arvejas (nunca me cayeron bien), yo tirada en el sillòn, seguramente mirando los Simpson.

- Escena 2: Comedor. 5 pm.

Mi abuela sigue puteando y se va cagando fuego al supermercado chino a comprar algùn producto que es, fija que no tienen o se agotò. Mi mamà preparàndome mate. Yo todavía con el pijama viendo los Simpson.

- Escena 3: Baño. 6 pm.

Mi mamà bañandose. Mi abuela en la cocina puteàndo porque el chino no tenìa lo que querìa. Yo en el sillòn mirando alguna película.

- Escena 4: Comedor. 6.30 pm.

Mi abuela hablando por telèfono con algún pariente para que trate de conseguir lo que ella no pudo encontrar en el supermercado chino de confianza. Mi mamà cambiàndose en su dormitorio. Yo en el sillòn.

- Escena 5: Comedor. 7 pm.

Mi abuela bañandose. Mi mamà ya lista poniendo la mesa. Yo en pijama mirando alguna comedia, muy a lo Drew Carey Show.

- Escena 6: Puerta de calle. 8 pm.

Mi abuela cambiàndose. Mi mamà terminando de poner los platos. Yo, en pijama, abrièndole la puerta a los parientes. Mi abuela puteandome.

Una breve reseña cronològica de cómo es el dìa de Papà Noel para mì. Ah, y el arbolito! Eso SÌ que me saca. No hay cosa màs molesta que poner el puto arbolito, esas luces que compraste el año pasado y “Oh Casualidad” este año no andan. Ni hablar de esos PapaNoeles parlantes que vaya uno a saber que canciòn intentan cantar. Tengo que dar gracias a dios que a mi abuelita no le gustan esas ostentosas cosas que uno pone en la puerta de calle cuando le agarra el patatùs navideño, que a mi gusto es lo màs mediocre que uno puede hacer en estas fechas. Y lo màs triste.

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