la peor venganza

En otro post hablé un poco de mi niñez, esa etapa en la vida donde uno respira porque el aire es gratis y no entiende un choto que pasa alrededor.

Yo tenía una compañerita que era la nena perfecta. Hija de padres médicos, con terrible caserón y mucama, esas casas donde siempre tienen lo último que sale, ya sea un televisor, equipo de audio o alguna ganzada así, de esas que no sirven para un carajo.

Para un cumpleaños se mandó alta fiesta, con todos los chiches. No sé, creo que la guita la cagaban o el padre era más que un simple doctor. Igual, yo fui a su cumpleaños… porque en la primaria podés no llevarte con todos, ni ser la mejor amiga de todos tus compañeros, pero como sos medio pelotudo a cuerda vas a todos los cumpleaños por motivos que ahora no se me ocurren.

Me acuerdo que mi vieja me dijo que las cosas del cumpleaños, como la serpentina y los gorros con orejas y esas cosas de cotillón las había traido la madre de un viaje a Estados Unidos. O sea ¿qué necesidad de traer pelotudeces de allá si acá en Morón o en Once tenés cotillones a patadas? Chicos, esa familia era un ASCO.

Basicamente la pibita era un modelo a armar de barbie barrial. Una linda pibita, pero con muchos bardos para comer, la vieja le hinchaba mucho con eso y en esos tiempos no era tan común la bulimia ni la anorexia pero ver como intentaba ser perfecta y flaca, me daba un poco de pena y lástima. Contaba también con estudios de Inglés extra-escolar, danza, patín, teatro (!!), colonias re copadas, vacaciones en Disney formaban poco a poco a la niña que mamá siempre quiso tener para refregárselas a las amigas. Ya de grande, mi vieja me dijo que la madre de la piba ésta en cuestión era una malculiada, terriblemente insoportable: pobre piojo de barrio obrero tratando de comerse al mundo porque pegó un dorima que mantenga su culo. Triste, patéticamente triste.

La madre de esta piba siempre jodía a las demás mamás con el tema de que las nenas no hacían una actividad extra escolar, como hacía la hija de ella: una insoportable. Mi vieja tenía razón en que esa era una mal cojida, ese culo pedía a gritos una buena chota. Esta bien que íbamos a un privado, pero qué tenía que ver eso con hincharle las pelotas a las demás?

Yo en ese tiempo ya hacía Gimnasia Artística y sumado a que desde que nací soy gorda, la espalda se me estaba haciendo más grande. Igual a mi me re gustaba, porque tenía una fuerza en los brazos zarpada, ya que tenés que hacer volteretas, hacer coreografías con los lazos, saltar mucho y caminar por los caños esos que no me acuerdo el nombre. Y la mina ésta hinchaba las pelotas con que tenía que hacer más gimnasia, que me iba a arrepentir de grande, y todas esas pelotudeces que dicen las mujeres que piensan que un cuerpo vale más que un alma.

La semana pasada revivíamos eso con mi vieja entre mate y mate, como anécdotas infantiles de la escuela primaria. Y hace unos días ví pasar a mi compañerita y para que yo diga que ahora está hecha una puerquita y cuadrada como paquete de yerba… ¡es porque lo está! Yo lo digo, eh! Que tengo el culo como para matar el hambre en todo el continente africano.

La madre se debe querer cortar la concha.

Bueno, eso chicos. Me pareció lindo contarles algo distinto. Besitos en los pitos para ellos, y en la conchita para ellas.

1 pasaron y dejaron algo:

ateo dijo...

upa acapto tus besitos con este color de aire de revancha. muy bueno